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CUERPO / IDENTIDAD / TIEMPO

Alejandra Sarria - Gabriel Leaño  - María Paula Durán

Los tres proyectos convocados en esta muestra enfrentaron una misma pregunta, desarrollando estrategias y dispositivos completamente diferentes para responderla o para problematizarla. La pregunta que se formularon fue ¿Cómo se puede intuir, quizás, dejar ver, a través de registros fotográficos, de la complicidad de tiempos expandidos y del diálogo, las desesperadas estrategias que un sujeto realiza, performa, en miras de reconocerse en estructuras de sentido? A su vez, los tres interrogaron la manera como se puede expresar la identidad, su mutabilidad, su ser contingente, su ser inapresable ¿inexpresable? Lo que cada uno de ellos llevó a cabo fue un laboratorio lleno de incertidumbres, que permite entrever, desde luego, fragmentariamente, parte de los problemas que plantea la pregunta por la identidad.

Alejandra Sarria realiza un proyecto que tiene en el centro de su operar la activación modificada de un tejido afectivo con un familiar a quien llamaré “A”. En el decurso de esa relación se produjo la construcción de un juego de miradas así como la articulación de un complejo diálogo a pesar de la existencia de desfallecimientos en las vías de comunicación, de silencios y de balbuceos. Este proceso arduo, fortalecido con el operar del tiempo, tuvo en la fotografía el eslabón de encuentro que alivió un poco las dificultades de comunicación. Los registros, llevados a cabo pacientemente a lo largo de meses, dieron visibilidad a gestos e iteraciones. “A”, el otro de este diálogo, permitió que fueran vistas las minúsculas, cuidadosas y múltiples acciones que escenifica diariamente y que constituyen su lucha por implementar formas de autoproducción de la identidad, maneras de auto representación desde la activación de rituales repetitivos que le dan sentido y lugar a su existencia.

María Paula Durán lleva a cabo un proceso de aprendizaje, de adaptación y de asombros, en el curso del cual escucha el relato de la vida de Doña Bárbara. La historia de ésta, marcada por peripecias vitales bastante excepcionales, caracterizadas por el abandono, la pérdida y el desarraigo, tiene un viraje vital en el momento en el cual da inicio a la auto-construcción de su casa. Con la construcción de ésta, Doña Bárbara parece proceder a re significar su vida, a representarse a ella misma como sujeto, en un proceso que producirá un lazo profundo de identificación entre la casa y ella misma. Su casa, que está en estado continuo de transformación, posee espacios y lógicas del habitar que desafían las hegemónicas. Dicho de otro modo, los espacios y la arquitectura están marcados por modalidades contrahegemónicas de performar el género y el habitar. 

Gabriel Leaño deseaba llevar a cabo una serie de retratos y lo que encontró fue su propia noción de este género(fotográfico, pictórico) cuestionada. En Occidente se ha entendido al cuerpo y al rostro como manifestaciones de la identidad de una persona, pareciendo como obvio que la identidad de un sujeto se expresara materialmente a través del rostro y del cuerpo. Así, el lugar común entenderá que, de alguna manera, la fotografía de retrato, por ejemplo, tiene como reto apresar esa "esencia" del sujeto, y será lo que se exija, por cierto, al retratista, no la mímesis de una apariencia, de una forma. Gabriel interrogará esa idea, literalmente entremetiéndose en zonas de penumbra que, atravesadas por el tiempo, hará perceptibles las identidades como imprecisas, no idénticas a sí mismas, variables e indefinibles.

 

Ana María Lozano

Curadora

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