El Ángelus
A un lado, la mujer, de perfil, con los brazos pegados al pecho, las manos recogidas en posición de oración. El hombre, girado a tres cuartos, se ha quitado el sombrero y lo sostiene con ambas manos. En el centro, las papas, el canasto, las herramientas, la tierra labrada. A lo lejos se ve la torre de la iglesia desde la cual, debemos suponer, aun suenan las campanas llamando a oración. Millet, de origen campesino, alguna vez contó que para su abuela, ese era el momento del día para orar por sus muertos. Durante la dura jornada de cosecha, el Ángelus era un descanso, un momento de recogimiento, una pausa. La pareja de campesinos, en su enorme humildad, celebra un ritual en el que consagran la cotidianidad, la tierra, su cosecha.
La partida
Hace dos años, el padre de Eulalia reconoció que era tiempo de partir. Con calma, se entregó a la muerte en su casa, rodeado por sus seres queridos y por el bosquecillo, los cantos de las aves y los grillos. De su cuerpo se escapó el agua, sus aguas mientras duró su agonía. El duelo por esa muerte pausó la vida de Eulalia por un año o algo así. El dolor reclamó esa pausa.
Los Incendios y los acéfalos
El inicio del año 2024 nos sobresaltó con noticias de graves incendios forestales en diferentes páramos del país. El ecosistema que asociamos con frio, neblina y lluvia, estuvo convertido en campos de fuego por varios días. Va perdiendo su agua. Dos meses después de los incendios, Eulalia, acompañada de un ambientalista, visitó el Páramo de Siscunsí en Boyacá. Las montañas, ya no biodiversas, dejaban ver los solitarios cuerpos de los frailejones reverdeciendo, formando un hondo contraste con el color del suelo carbonizado. Camino a la zona crítica, vio uno tras otro, frailejones acéfalos. Esa condición la produce una enfermedad que al parecer, es causada por una polilla, un hongo, un escarabajo. Los frailejones se pudren por dentro. Los cambios climáticos están produciendo que especies na=vas, propias de territorios más cálidos, estén colonizando el ecosistema de páramo.
Ángelus es un duelo, una pausa. Pausa y duelo.
Eulalia y Óscar van al Páramo del Verjón. En ese páramo Eulalia realizó Frailejonmetría comparada y aun antes, el primer cuerpo permeable. Fue allí donde vio, hace años, los primeros frailejones acéfalos. Apenas hacía unos meses, había trabajado con ellos una de sus piezas más entrañable. El Páramo del Verjón está bastante intervenido. De hecho, cuando llegan Eulalia y Oscar, se ven las huellas de un auto que ha entrado por cualquier parte a la zona de frailejones. En el terreno hay uno caído. Allí =ene inicio un silencioso ritual en el que cuerpos interespecie dejan su impronta, ungidos con las cenizas del incendio. Cuerpos/huella que abrigan la tierra.
Ana María Lozano