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3D

Carlos Castro - Edgar Guzmanruiz - Francisco Klinger

 Juan Carlos Delgado - Juan Carlos Garzón

"Construir significa conocer las proporciones entre el ser humano y el derroche de la materia utilizada por el hombre. (...) Construir es, sobre todo, un reconocimiento atento de la vida cotidiana"

Mario Merz

3D es una exposición historicista. Sin intentarlo y desde diferentes emplazamientos los artistas en la exposición reviven ideas y formas de lo que podríamos llamar escultura tradicional, valiéndose del vaciado, el moldeado y el horneado, celebrando así la expresividad de la materia.

 

Reflexionando sobre la herencia de la modernidad, con los afilados contrastes con las que esta se presenta en los países del Tercer Mundo, Carlos Castro enfatiza el arcaísmo futurista de la escultura de Edgar Negret, sumergiendo un modelo de una de las piezas del escultor en un acuario, como el esqueleto de una nave espacial naufragada. Castro no solo señala la acelerada y desconcertante transformación del gusto y las tendencias recientes en el arte hoy, ya que implícito se encuentra un ácido comentario a las versiones oficialistas de la cultura, hoy tan mudas como los peces que cohabitan con el esqueleto reducido de la obra de Negret en el tanque de agua.

 

Juan Carlos Delgado utiliza los diseños decorativos de puertas y ventanas de la arquitectura popular extrayendo sus formas geométricas básicas, rombos, óvalos y rectángulos. Los materiales sometidos a procesos industriales –resinas, horneados- sirven para transformar formas mudas en fuentes lumínicas y vidrios de ventanas en espejos mercúricos, resultados que son una reflexión por parte del artista sobre los estados anímicos y las fronteras existentes entre percepción, intelecto y espíritu.

De forma paralela Francisco Klinger toma la europeizada arquitectura brasilera decimonónica para intersectar algunos de sus elementos con los de la "estética del cerramiento", el sistema de rejas y vigilancia que separa de manera brutal los espacios públicos y privados en los países de América Latina. La obra de Klinger, un artista amazónico, nos habla de límites visibles e invisibles, de sistemas de exclusión, sean estos culturales o geográficos.

Edgar Guzmanruiz viene trabajando una geometría roma de formas de concreto. La elasticidad del tiempo y sus posibilidades como material maleable ocupan al artista, quien a la vez está palpando otra dimensión de lo no visible, el peso, la liquidez y el volumen de la luz. En una aparente contradicción, en su modelo experimental de entendimiento de lo real, Guzmanruiz se vale de un material gris tan sólido y grave como el concreto para capturar lo inasible. Sus últimos trabajos parecen parte de la ciudad sin sentido del cuento de Jorge Luis Borges El inmortal, construida por una estirpe de hombres que negados a morir y habiendo perdido todo propósito e interés en la vida material, buceaban en las inmensidades del tiempo.

Tomando como modelo el mapa de Colombia, Juan Carlos Garzón trabaja en la realización de modelos topográficos que reflejan a la inversa la accidentada geografía de los Andes equinocciales. Garzón trastoca los relieves y la morfología física de las masas continentales y oceánicas para crear un mapa inédito de un Estado-Nación líquido/metálico. El artista reemplaza además los tupidos bosques tropicales por ramilletes de fósforos quemados y las aguas de montaña por caudales de alfileres, haciendo evidente una opinión crítica sobre nuestra historia nacional, y resaltando la importancia crucial del territorio para su comprensión. A pesar del aparente pesimismo de este modelo topográfico, en él se cifra en clave un modelo de transformación, de potencias latentes, de posibilidades de trascendencia y auto destrucción contenidas en el mismo molde.

Los lugares que habitamos, nuestra experiencia del tiempo, el espacio y la luz, la geografía que moldea nuestras vidas, la materia con la que nos hemos rodeado, son el escenario común que estos artistas utilizan. La empresa que han acometido es la de señalarnos que la torpeza en nuestra manera de habitar el mundo, como el material en bruto con que trabaja el artista, puede transformarse, purificarse y convertirse en el lugar de arraigo del pensamiento, la sensación, la intuición y el sentimiento.

 

Santiago Rueda Fajardo

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